No hay que preocuparse por encontrarlo, el solo te encuentra.
Le dijo Saint a Vellvet mientras caminaban a la orilladel mar. Ella callada escuchando lo melodioso que resultaba la vos de el con la del mar, aunque el tuviese ese tono amargoso cual ya era tan cotidiano como despertar o caer dormida.
Entonces una ola de silencio reino la tranquila playa, un silencio tan dulce que Vellvet decidio tumbarse en la playa, tan tranquila, sin preocupaciónes.
Y fue asi como Saint intranquilo cerro sus ojos, tomo la fria mano de Vellvet y le susurro:
Yo no te busque Vellvet, tu me encontraste.
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